Dicen que la primera impresión es la más importante. Esto no sólo pasa en las entrevistas de trabajo o en la primera cita: tu invitación de boda es también la primera impresión que se van a llevar los invitados de la ceremonia que vendrá después. Por eso es muy importante que la diseñes con cuidado y esmero para que todos queden encantados. ¿Quieres saber cómo?
La elegancia. No confundas un estilo elegante con un estilo soso y convencional. Tu intención es que recuerden tus invitaciones para bien, no porque sean demasiado estrambóticas o, incluso, horteras.
Para romper las reglas primero hay que conocerlas: las invitaciones clásicas suelen ser de papel blanco, beige, champán o nácar, y el texto va en negro y, a veces, en dorado o plateado. A partir de aquí, puedes añadir los cambios que desees. Personalízalas siempre dentro de la mesura y la sobriedad que requiere una boda.
La tipografía. El tipo de letra que emplees es determinante y, según utilices uno u otro, inspirarás diferentes sensaciones. La tipografía romana y cursiva es la más habitual porque resulta dulce y romántica, ideal para un evento como este.
Pero las tipografías redondas, del estilo de Comic Sans, están pisando muy fuerte pues resultan cándidas y divertidas. Estas dos son las que más se emplean y las que te recomendamos pero, por supuesto, puedes elegir la seriedad de las tipografías de palo seco, como Arial, o el aire de guión de Courier New.
Sin embargo, la manera más singular de escribir una invitación es que tú, tu pareja o algún familiar con una letra preciosa lo escriban a mano. Esto marcará la diferencia.
Diseños exclusivos. La clave para ser recordado es ser diferente y especial. Por eso es importante que tus invitaciones de boda lleven tu sello. Este puede presentarse de diversas formas. Ya os hemos comentado alguna vez que hay parejas que crean su propio logo para su matrimonio. Si es tu caso, no dudes en estamparlo en los sobres.
Existen varios artistas -profesionales o algún amateur en casa con mucho potencial- que pueden hacerte un dibujo exclusivo, tal vez de vosotros o de algún motivo especial que os represente.
Personalízalas para tus invitados. Seguro que muchas de vosotras ya habéis tenido en cuenta este aspecto pero, por si acaso, incidimos en él: debes escribir el nombre de tus invitados para que ellos también se sientan importantes y considerados.
Aunque te lleve mucho tiempo y trabajo, o aunque te salga un poco menos económico, no te limites a poner sus nombres en el sobre, hazlo también en la propia invitación. Detalles como éste son los que te harán ser recordada por tu amabilidad y tu atención.
Segmentación por edades. Vale, esto es difícil y, de nuevo, muy trabajoso, pero quedarás muy, muy bien. La idea de la segmentación por edades consiste en que prepares un pequeño grupo de invitaciones para los más pequeños.
Mantén el estilo que tenías en mente para los adultos, pero añade dibujos infantiles, tipografías redondeadas y mucho color para las tarjetas de los niños que vayan a asistir a la ceremonia. Tanto ellos como sus padres quedarán encantados.
Nuevos soportes. El papel no es la única vía para anunciar al mundo que, al fin, has encontrado a la persona con la que quieres pasar el resto de tu vida. Si quieres ser tan original como respetuosa con el medio ambiente, elabora un vídeo.
También puedes presentar tu invitación sobre un vinilo o un CD, en forma de cupón de la lotería, con un pergamino o como si se tratara de una entrada de cine o teatro, un gran espectáculo al que se debe asistir.
Invitaciones temáticas. Si la celebración de tu matrimonio se basa en alguna temática, muéstralo en tus invitaciones. Por ejemplo, tal vez se trate de una boda inspirada en el cine, la música o alguna película o cantante concreto.
Puede que sea una boda vintage, indie, rústica, friki, industrial, steampunk… En cualquiera de estos casos, lo que debes hacer es llevar la decoración general y el estilo del evento a la tipografía y el diseño del sobre y el papel.