Todo lo que no puede faltar en tu maleta de luna de miel

Todo viaje requiere una planificación minuciosa del equipaje, sobre todo teniendo en cuenta las estrictas restricciones de las aerolíneas con respecto al tamaño y contenido de la maleta. Si ese viaje es tu luna de miel, el grado de complejidad se magnifica bastante.

©Photography Yxo
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La ropa que lleves dependerá en gran parte de tu destino. Generalmente las zonas cálidas y con playa son los lugares preferidos de los recién casados. En este caso, llévate shorts y faldas, camisetas fresquitas y vestidos. Te harán falta un par de biquinis, sandalias de playa, gafas de sol y, por supuesto, un buen protector solar tanto para tu piel como para tu cabello. Si vais a pasar unos días en una localidad fría, obviamente tendrás que optar por todo lo contrario: jerseys y cardigans, abrigos, pantalones largos y calcetines bien gorditos.

©A Beautiful Mess
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En cualquiera de los dos escenarios, ten en cuenta que no vas a pasar todo el tiempo en el hotel disfrutando de la comida y el spa, también entran en juego el turismo y las cenas románticas. Por ello debes escoger, además de un fondo de armario informal apto para cualquier escenario, un par de vestimentas cómodas (chándal y zapatillas de deporte o de montaña) que te aporten movilidad para andar y conocer los rincones de la ciudad (o ciudades) en la que os hospedéis.

©Love Made Visible
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Para esas noches dulces en restaurantes de etiqueta, elige algún modelo elegante. Si no tienes mucho espacio, el little black dress es un incombustible que te salvará en cualquier velada, pero si tienes la opción de cargar con algo más, mete un vestido largo y uno corto o incluso un mono, que es versátil, original y muy sobrio.

La ropa interior juega un papel tan importante como la exterior en la luna de miel. Acabas de casarte con el amor de tu vida, de modo que aprovecha para lucir tu lencería más exquisita, con ligueros, corsés, medias y picardías. No habrá mejor oportunidad que esta para sacar a relucir tu lado más sensual. Eso sí, introduce también un pijama normalito y cómodo, que nunca sobra.

Una vez tengas claro la ropa que necesitas, crea un pequeño botiquín de emergencias. Basta que estés fuera para que alguna dolencia tonta te arruine las vacaciones. ¿Los imprescindibles? Paracetamol y antiinflamatorios, útiles para cualquier dolor corporal y para resfriados inoportunos. No te olvides de la biodramina: entre aviones, barcos y recorridos en coche puede que te haga falta. Si prevés que vais a daros a la comida de mala manera, un antiácido te salvará el estómago y la vida.

Solo te queda empaquetar tus recuerdos en una cámara de fotos. Si tienes una buena, mejor usa esa que la del móvil, con los años agradecerás haber captado cada momento con una calidad casi perfecta, sobre todo si quieres revelar alguna imagen y enmarcarla.

©Collage Vintage
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Intenta no viajar con el portátil ni la tablet, y deja el móvil en modo avión. Libérate de la tecnología por unos días y céntrate en disfrutar del amor y la naturaleza. Lee unas páginas de un buen libro antes de caer rendida en la cama y charla con tu pareja sobre vuestros planes, sueños e inquietudes ahora que vais a emprender un nuevo camino juntos, como un equipo. Empápate de experiencias reales, pues eso es lo más importante, lo que nunca debes dejar atrás en tu equipaje.

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